La situación de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) lejos de ser la deseable está empezando a entrar en fase de Necesita mejorar: impagos, listas de espera aumentando, burn out de los profesionales, cierre de centros de salud… Pero hay cosas que de simples que son caen por su propio pie. Resulta que, según la directora general de Salud Pública, el 93% de los centros de salud cuenta con sistemas de Historia Clínica Electrónica (HCE) y el 92% de los hospitales de SNS cuenta con un sistema de HCE que permite compartir la información clínica entre los diferentes servicios del mismo hospital. En la parte negativa, sólo hay 10 Servicios de Salud que además ofrecen a sus hospitales la posibilidad de consultar la HCE de especializada del toda la comunidad autónoma y ningún modelo de HCE es compatible entre comunidades autónomas. Sanidad desea y promete que la HCE será común antes de 2013, pero nadie ha hablado de receta electrónica, se entiende que también serán compatibles los diferentes modelos entre CCAA. Hasta entonces solo queda ser hábiles en los viajes nacionales, si hablamos de pacientes, y actuar con destreza y paciencia, si hablamos de profesionales sanitarios. Todo esto viene a lo sucedido el pasado miércoles por la tarde. Llegó un usuario habitual de la farmacia con otro señor, que se identificó como diabético, gallego y de viaje de trabajo. El buen señor me dio la tarjeta sanitaria y me dijo “es electrónica”. – Mire, la tarjeta no es compatible con nuestro sistema de receta electrónica, de hecho salvo en Galicia es complicado que el sistema de receta electrónica suyo funcione. – Es que no sé el nombre del medicamento. – ¿No ha ido al Centro de Salud a ver si allí pueden sacar su historial? – Sí, pero la doctora me ha dicho que venga a la farmacia. – Cara de desesperación del paciente – Voy a llamar a mi casa a ver si alguien me sabe decir. Tras 10 minutos insistiendo alguien le cogió el teléfono, localizó la aja y le dio las indicaciones: –Melformina. – Querrá decir Metformina. – Sí eso. Esta historieta, narrada tal cual sucedió, no viene más que a reflejar un problema que poco tiene que ver con la política y sí con la ineficiencia. 17 sistemas pueden coexistir sólo si son plenamente interoperables entre sí. Para los pacientes puede no haber segundas oportunidades o tiempos de espera. Está claro que el paciente debería conocer su medicación, salir con un informe de la misma o simplemente llevar consigo el tratamiento, pero la responsabilidad de que esto funcione es de los políticos, de los gestores sanitarios y de todos los agentes con poder de decisión. Parece que es poco tiempo el que nos falta hasta que se cumpla la interoperabilidad, pero el riesgo está ahí, y lo peor de todo no es que vaya a llegar tarde la solución, lo peor es que se haya podido llegar hasta aquí. Esperemos que la crisis, si algo bueno ha de tener, nos enseñe a no repetir errores como estos. Para los pacientes crónicos, es importante seguir unas recomendaciones básicas:
- Intentar viajar con la suficiente medicación para todo el transcurso del viaje.
- Llevar encima la tarjeta sanitaria.
- Llevar una copia de la hoja resumen de tratamiento.
- Seguir las recomendaciones de las autoridades con respecto a la agenda del teléfono móvil, añadiendo el prefijo “AA” delante de la persona de contacto en caso de accidente.
- Intentar seguir los hábitos higiénico-dietéticos habituales para mantener los parámetros bajo control.
- Si algún tratamiento requiere de refrigeración hay que intentar viajar con una nevera portátil y acumuladores. No hay que dejar al azar la conservación de los medicamentos en épocas de tanto calor.
En fin, intentar que prevalezca el sentido común para que los medicamentos no arruinen las vacaciones de ningún paciente.
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